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Asoc. Francisca Sánchez

Boletin Informativo Num. 4 - Marvin Salvador Calero

Boletín Informativo N.º.4

de la Asociación hispanoamericana Francisca Sánchez del Pozo.


La Asociación Francisca Sánchez del Pozo se complace anunciar la incorporación de brillantes poetas nicaragüenses al enaltecimiento de la poesía Dariana y particularmente a su amada “Lazarillo de Dios en el sendero”

Los boletines de la asociación irán publicando los poemas de los poetas recién incorporados dando inicio con el poema “La muerte del Cisne” del laureado vate internacional Ing. Don Marvin Salvador Calero.


La muerte del cisne

I

De Guatemala llega el convaleciente Rubén Darío. Rosario Murillo viene con él. Pompas y fiestas ya no son la alegría del liróforo. Seis meses de agonía por cirrosis hepática. ¡Oh, Dios!, Rubén es un despojo humano, el grande del verso azul y la canción profana.





II

De cien pesos fue la ayuda del gobierno del presidente nicaragüense Adolfo Díaz, al que dio honor a la patria; como mendigo se le trató al diplomático Rubén Darío cuando solo cobraba la deuda que con él el Estado tenía.



III

Domingo 6 de febrero de 1916

10:15 p.m. marca por última vez el reloj ingersol


...León de Nicaragua está en silencio claustral, el cisne está en agonía, ¡Misericordia Señor Omnipotente! ¡Dios de Israel! misericordia para el maestro de la lira. Ha llegado el instante de la pesadilla más terrible, el segundo de abandonar el cuerpo, mientras el último latido del corazón apaga la vida.



IV

Ya es confeso de sus culpas y ha recibido la extrema unción. Como gotas de rocío, se desgranan en la mano de una anciana, los padres nuestros y las avemarías del rosario. ¡Piedad, Señor, piedad! por el hijo que escribió Azul... y Prosasprofanas dale la esperanza del “hoy mismo contigo en el paraíso.


V De pronto, el llanto arremete con desesperación. Las campanas de catedral jamás sonaron nota más triste en do mayor. La noticia lleva velocidad de urgencia, Rubén Darío ha muerto. La gente sale a las calles consternada, en medio del murmullo

veintiún cañonazos despiden al Príncipe de las Letras Castellanas.


VI El cortejo luctuoso va seguido por el pueblo, aquí la gente pobre derrama lágrimas y lleva flores en mano como si el familiar más próximo hubiese muerto.


VII De canéforas se visten las niñas bellas del pueblo y de luto amaneció Nicaragua, el cortejo tiene la intensidad de un mar humano, los diarios recorren el mundo con la noticia: “Murió el poeta Rubén Darío”. Murió como un santo en pobreza y sufrimiento. ...tu “Lazarillo” no vendrá a tus funerales Y “Guicho” te esperará por siempre.


VIII

De golondrinas tristes es el canto del coro. La voz de monseñor Simeón Pereira y Castellón se entrecorta en el discurso. En primera fila los cuerpos diplomáticos del extranjero

y la representación del gobierno nicaragüense. Aquí se encuentra desde la más humilde marchanta hasta el más profesional.




IX El Príncipe de las Letras Castellanas es sepultado en la catedral de León. ¡Piedad, Señor, piedad! para su espíritu de poeta. ¡Piedad! porque su única culpa fue darle honor ante el mundo a su patria. Aunque sus asesinos líricos, tengan las manos manchadas, con los líquidos biliares de su hígado, aún después de muerto.


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