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Boletín Informativo Num. 16 - Era un aire suave de pausados giros. Maria Isabel Flores Rubio

  • Asoc. Francisca Sánchez
  • 19 feb 2022
  • 6 Min. de lectura


El poema presenta una escena de la realidad propia del modernismo parnasiano, el cual, despreciaba lo común y lo prosaico. De lleno el poeta nos traslada al mundo cortesano del siglo XVIII a la Francia Versallesca del Rey Sol y los que le continúan. Está escrito en versos dodecasílabos y por su rima son serventesios ya que los cuartetos en que están escritos riman el primer verso con el tercero y el segundo con el cuarto. Esta versificación muestra el afán de los modernistas por renovar la métrica de la poesía española, haciendo uso de la cesura después de la sexta sílaba o de la séptima. El poema responde a una clara inquietud parnasiana de reflejar lugares exóticos o lejanos. En la primera estrofa:

“Era un aire suave de pausados giros;

El hada harmonía rimaba sus vuelos,

e iban frases vagas y tenues suspiros

entre los sollozos de lo violoncelos.”


El poeta nos introduce en un ambiente festivo lleno de pomposidad elegante de la aristocracia. Respondiendo así a la característica parnasiana de favoritismo por la belleza refinada y alejada de la realidad mundana. En la escena predomina la musicalidad que el poeta matiza con los adjetivos suave y pausado para dar la sensación de una melodía que se mueve sujeta a un ritmo armónico entre frases vagas y tenues suspiros que se diluirán en el ambiente con los sollozos de los violoncelos. Toda la estrofa está bien calculada desde el principio del primer verso en que usa el verbo pausado. Todo involucrará el giro melódico de la música y del baile. Continuará usando términos musicales como “trémolo de liras eolias en que el poeta ante el deslumbramiento del ambiente versallesco su imaginación vuelve al ambiente esplendoroso greco-romano al mencionar el “trémolo de liras eolias”. Este instrumento era fundamental en la celebración al culto de Apolo y de Dionisio y era usado para acompañar otros instrumentos. Darío lo usa para acompañar a la orquesta que lleva sus giros melódicos entre los sollozos de los violoncelos. La fiesta regia pasa a la terraza: “Sobre la terraza, junto a los ramajes”, el poeta escucha sobre la música del ambiente el roce de los “sedosos trajes, sobre el talle erguidas, las blancas magnolias”. Aparece el personaje central del poema: “la marquesa Eulalia”. Hasta aquí diríase que discurre en un aire moderato si lo queremos clasificar musicalmente en un ritmo muy usado en los bailes de salón palaciegos en que acertadamente Rubén supedita todo al Hada armonía diosa de la música. Es curioso el nombre que escoge el poeta para el personaje. Eulalia es un nombre bíblico y también griego. Su significado es “la elocuente o la bien hablada”. En cuanto al sonido se inicia el nombre con Eu que tiene el significado de bien y que constituye un efecto acústico agradable de combinación, lo cual, se llama eufonía. El nombre Eulalia combina vocales fuertes y débiles enlazando con las consonantes L para dar la sensación de eco.

Todo este recurso lo utiliza el poeta como un dominio gramatical ajustado al ritmo. Eulalia es un nombre en consonancia sonora con Eolo dios de los vientos que vivía en la isla Eolia, al que Zeus concedió el poder de controlar a los Adenois (vientos). Temido porque podía soltarlo a su voluntad. La tercera estrofa:


“La marquesa Eulalia risa y desvíos

daba a un tiempo mismo para dos rivales:

el vizconde rubio de los desafíos

y el abate joven de los madrigales.”


La marquesa es cortejada por “un vizconde y un abate de los madrigales” pero ella no les presta atención. La fiesta presenta al mundo cortesano del siglo XVIII. sobresalen el refinamiento del rococó. Un arte artificioso que se acerca al romanticismo. Darío realiza su exposición marcando los tiempos verbales. El admirado mundo palaciego versallesco lo describe magistralmente el poeta con eficaces recursos literarios que sugieren levedad y graciosa coquetería. Los juegos de amores definirán la esencia de la mujer objetivada en su risa simbólica. La siguiente estrofa presenta una terraza donde aparecen sugestivas figuras humanas. Se aprecia un mundo sonoro festivo que traslada a un ambiente auditivo de orquesta ejecutando piezas musicales de la época. Animando un baile de trajes, en donde, se lucen joyas, brocados y trajes en un lujoso salón de espejos. Sobresale Eulalia con su vestido de encajes, la cual, dará idea de las otras damas del baile. Surge de pronto el Yo Dariano. Pregunta”. ¿fue acaso en el tiempo del rey Luis de Francia?” que iniciará otras preguntas retóricas que no tendrán respuestas. El adverbio acaso abre una incertidumbre que hace pensar que pudo haber sucedido en tiempo de los reyes Luis XIV o Luis XV y en cualquier lugar. Darío ignora adrede el tiempo y el espacio.


Eulalia es cruel, frívola y esquiva. ¿Piensa en la mujer de alta condición social quizás, pensando en la mujer de su tormento que con engaño y amenaza lo hizo firmar su matrimonio? ¿recuerda a su primera esposa la garza morena que tanto daño le causa.? No puede generalizar tal concepto a todas las féminas. En su poema: El poeta pregunta por Estella, (su primera esposa), expresa:


¿has visto acaso el vuelo del alma de mi Estella´

la hermana de Ligeia, por quien mi canto a veces es tan triste”?


O cuando nos dice en el poema: “carne celeste” refiriéndose a la mujer:

En ella está la lira,

en ella está la rosa,

en ella está la ciencia armoniosa,

en ella se respira

el perfume vital de todas las cosas.


O cuando refiriéndose a su amada Francisca Sánchez dice:

Mas en tu pobre urna

cabe la eterna luz,

que es de tu alma y la mía

un diamante en común.

El concepto de Rubén Darío sobre la mujer que ama es entrañablemente positivo.

De Francisca dice:

“Alma pura,

alma franca,

alma oscura

y tan blanca.


Volviendo al poema “Era un aire de pausados giros” debemos de señalar la imagen de la mujer frívola que merecidamente podemos aplicar el calificativo de cruel por pícara y burlesca, pero debemos de tener en cuenta que no todas las mujeres son así. Hay muchas que son como “lazarillos de Dios en el sendero” y que muchos como el poeta podemos clamar: “Acompañamé. El poema es toda una descripción del refinamiento imperial del siglo XVIII, en el cual. se hace énfasis en el juego femenino que realiza Eulalia. Musicalmente el poeta hace uso de la repetición de sonidos en las rimas consonantes y de una cuidadosa posición de los acentos para coadyuvar al logro de un rimo moderado que permita el desarrollo de un baile de salón. La sonoridad consonante de la rima aviva la fiesta regia que se realiza en el poema: magnolias y eolias, ramajes trajes, giros suspiros, rivales madrigales. Todo el ambiente cortesano recae sobre Eulalia arropada por los triunfos mundanos de rosa Pompadour insinuando a la mujer elegante y frívola favorita del rey. Gramaticalmente debemos observar el uso poético del calificativo precediendo al sustantivo: Pausados giros, Tenues suspiros, para subrayar los giros melódicos del baile. Debemos tener en cuenta las repeticiones de letras como la r y la p cuando dice: “regia, pomposa, rosa, Pompadour.” Las imágenes entran directamente por los sentidos. Aunque hay metáforas concretas que se refieren a personajes determinados. “Sol de Corte de astros” hace referencia al Rey Luis XIV. “Campo de Azur” es una alusión al escudo heráldico de fondo azul de la corte más fastuosa de Europa en el Siglo XVIII. Es importante el uso de los tiempos verbales.


El imperfecto:


¿fue cuando la bella su falda cogía

con dedos de ninfa, bailando el minué,

y de los compases el ritmo seguía,

sobre el tacón rojo lindo y leve pie?


El presente:

“rie, rie, rie la divina Eulalia”. “Ostenta su gloria de triunfos mundanos”. “Es noche de fiesta y el baile de traje.”


Pretérito indefinido:

El tiempo verbal se desplaza: “o Fue acaso en el tiempo del rey Luís de Francia.” El indefinido nos aleja en el tiempo. El imperfecto da vida al salón, al baile y a los juegos pastoriles. El presente acerca al poeta: “Yo el tiempo y el día y el país ignoro. En cuanto a los verbos debemos tener en cuenta los que producen sinestesias: “La orquesta perlaba” el brillo nos hace ver la brillantez de la música. “La orquesta deslíe” nos hace consciente de la separación de sonidos que son sentidas en las vibraciones escuchadas. Todo el poema está enriquecido de términos musicales como Pavana, minué Harmonía, violoncelos, trémolo, coro, sones, violines, teclado, armónico, staccati, notas, arpegios, compás, orquesta, compases, ritmo. El poeta Guillermo Valencia dijo del poema que encerraba todo el siglo XVIII.

Ante tan grandioso poema tejido en musicalidad, solamente resta estar de acuerdo con el gran poeta Rubén Darío que expresó las siguientes palabras liminares a Prosas Profanas:

“Como cada palabra tiene un alma, hay en cada verso, además de la armonía verbal, una melodía ideal. La música es solo de la idea muchas veces”




María Isabel Flores Rubio.

Viena 27 de enero de 2022


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