top of page

Boletín Informativo Núm.30 - Comentario y Poema Sinfónico "Tutecotzimí"- Dr. Edwin Zúniga Reyes

  • Asoc. Francisca Sánchez
  • 12 jun 2023
  • 43 Min. de lectura

Al más grande dariano de la actualidad

Profesor Don Héctor Darío Pastora Zúniga.




Tutecotzimí.



Conocer el poema Tutecotzimí es conocer buena parte de las circunstancias que conformaron la personalidad psíquica y sociológica del padre del modernismo. Su vivencia juvenil en la primera salida de la patria es forjadora de su criterio sobre las luchas entre hermanos realizadas desde tiempos prehistóricos entre nuestras tribus ancestrales. Darío llega a El Salvador en pleno teatro bélico entre unionistas de las repúblicas centroamericanas y separatistas. Los nobles ideales de Francisco Morazán los reivindica Justo Rufino Barrios presidente de Guatemala. En El Salvador gobierna Rafael Zaldívar astuto diplomático y político que gozó del apoyo de Barrios, pero en el fondo era separatista. Su secretario político era el nicaragüense Joaquín Méndez que hace posible el mecenazgo del presidente a Rubén.

Darío trae de su patria firmes conceptos liberales cuyas exposiciones en sus versos le han causado amargas decepciones como la sufrida negación de la ansiada beca para cultivar su talento en el extranjero. En su primera entrevista con el presidente Zaldívar, éste le preguntó que deseaba y Rubén respondió: “una buena posición social”. El gobernante ordenó hospedarlo en un hotel de lujo y mandó a su jefe de policía que le entregara quinientos pesos plata que de inmediato empieza a disfrutar en tertulias rociadas de buen vino.

Disfrute que no tuvo en su León amado después de la muerte de su padre político el coronel Félix Ramírez Madregil. Tiempo en que sufre humillación de su tío político por las desavenencias con su primo Pedro (el pianista) por las preferencias de las jóvenes hacia Rubén por los versos que les dedicaba. Rubén disfruta en El Salvador de buena vida social pero un día la estropea. Después de una tertulia en el hotel de lujo que lo habían hospedado y pertenecía a Egisto Petrelli, cantante italiano; estuvo presente una apuesta dama, de la cual se enamora y al final bajo los efectos del alcohol se dirige a la habitación de ella pretendiendo gozar de sus favores sexuales. Protagoniza un escándalo que termina su bonanza económica.

Zaldívar manda esta vez a su jefe de policía que expresa a Rubén: “Joven aliste sus maletas y por orden del señor presidente sígame”

Conducido al Instituto de Secundaria dirigido por el profesor Rafael Reyes fue obligado a dar clase de gramática y a no salir del centro.

Su amigo Joaquín Méndez astutamente recomienda a Rubén escribir versos que alaben a Zaldívar que es un médico culto. El plan da buenos resultados y Zaldívar lo honra ordenando que sea Rubén el encargado de la apertura de la velada oficial dedicada a Simón Bolívar. La magnanimidad del presidente a Rubén es menguada, le permite su entrega a la literatura ya que el mandatario es amante de la libertad intelectual.

El americanismo precolombino del poeta se enriquece y hace posible por sus estudios obras trascendentales como Tutecotzimí en que Rubén vuelve su reflexión a las guerras endémicas de la américa precolombina nahual prolongada en las luchas entre unionistas y separatistas.

Tutecotzimí fue incorporado por Rubén a su grandiosa obra El Canto Errante. Los poemas fueron seleccionados por él después de haber escrito Canto de Vida y Esperanza. Fue publicado en el año 1907. En plena época que el modernismo era atacado violentamente.

El Papa Pio IX condena al modernismo siguiendo los ataques de la aristocracia conservadora de algunos intelectuales y religiosos. En España es atacado por Leopoldo Alas Clarín y hasta por Juan Valera que lo había lanzado a la fama por obras anteriores.

Ese año de 1907 se publica un meritorio libro de métrica española de Mario Sánchez Bejarano que se niega a comentar las rimas del modernismo con el siguiente argumento: “El modernismo es la agonía, tal vez el definitivo ocaso de una raza”

Rubén respondió en el prólogo del Canto Errante: “Con el montón de piedras que me han arrojado pudiera bien construirme un rompeolas que retardase en lo posible la inevitable creciente del olvido”.

En el Canto Errante hay poemas de variados temas y profunda genialidad literaria. Entre ellos dignos de mencionar son: los de temas americanos con el grandioso y genial Tutecotzimí que a continuación comentaremos con el entusiasmo que despierta su auténtico mensaje de nuestra raza precolombina.


Tutecotzimí.

Es un poema íntegramente precolombino escrito en El Salvador. Resalta tiempos de luchas entre hermanos. Expone gallardos guerreros y sabios ancianos para simbolizar el concepto de guerra y paz. Teatraliza al poema en el terreno de la América ignota con verbos activos como cavar, chocar y trabajar, los cuales resaltan beligerancia y empeño para forjarnos idea de combate. Verbos que actúan sobre la pasividad representada en la roca, lo cual es una figura que nos acerca al significado dubitativo al que el poeta nos quiere conducir hablándonos de sabios ancianos, lo cual no es más que la guerra conceptuada en los verbos activos contrapuestos a los sabios ancianos que recogen los valores sublimes de la paz.

Guerra y paz es el tema esencial del poema teatralizado.

La introducción es la especulación sobre lo que va a chocar la piqueta. Sobre una joya de oro o un dios en forma ambigua de hombre con cabeza de pájaro o de tigre para simbolizar la guerra. La punta de su piqueta refuerza con su dureza metálica el tesón que deriva de los verbos iniciales. Ligeramente nos ubica en la edad antigua del hierro, símbolo de guerra. Recordemos que también es el tiempo que se establece la escritura, emblema de Paz. La metáfora “piqueta de poeta” une la idea del hierro del combate con las letras que compendian la paz. Signos que serán capaces de relatarnos el oro y piedras preciosas. Es genial el ritmo del poema iniciado en versos alejandrinos con la particularidad de combinar palabras que empiezan con vocales semejantes: oro, ópalo o que presentan las mismas vocales en su interior: ricas, piedras, fina. Las “i” incisivas resaltarán el ritmo bélico. Las “o” abrigarán el carácter de paz. La o es una vocal propiciadora de carácter tranquilo que puede prolongarse hasta la oscuridad y llevarnos al resultado fatal de la guerra que es la muerte. Lo importante es la combinación que realiza el poeta para que fluya el ritmo circular idóneo y misterioso del poema y eso lo consigue con genialidad el padre del modernismo, conduciéndonos más allá de lo perceptible y enfrentándonos a las posibilidades de lo inteligible fuera del universo. La intuición intelectual trasciende la realidad sensible que proporcionan los sentidos.

Continua el poeta hablándonos de temporalidad para ubicarse en lo esencial del relato, el cual consiste en la trascendencia del mundo antiguo de la civilización mesoamericana. Su poema analiza subjetividad acercándose a un pasado tiempo perdido en brumas de siglos. Analiza la crisis de la guerra en la vivencia del hombre empeñado en prolongar nefasta herencia destructiva. Su conciencia condena las crisis producidas por las guerras de las tribus nahual, kichés y pipil. Resignifica su pasado entreviendo la cultura de civilizaciones abolidas por enfrentamientos, afirmándose en sus dioses, leyendas y héroes. Predomina en el ambiente las personificaciones de las deidades. Huitzilopochtli colibrí zurdo (Dios de la guerra) y de Huiracocha (Dios de la paz) que caminó sobre las aguas y nunca volvió. Nos permite revivir en nuestra imaginación a otros dioses como: Resplandor Eterno (fuente de vida y conocimiento) venerado en la puesta del sol. Ometéotl: Dios que se creó a sí mismo. Ometepcuhtli. Dios de la dualidad. Quetzalcóatl: Dios de la vida y la sabiduría. Darío nos revela los secretos de la montaña, sus fuerzas sobrenaturales existentes en el suelo que excava. Nos lleva a una experiencia espiritual comunicada con los secretos míticos que espera revelar con la excavación. Secretos filosóficos de una cultura abolida por guerra y que él aspira a reivindicarla en la paz. Actitud psicológica de aceptarse a sí mismo como sobreviviente de una civilización que se pierde en el inconmensurable tiempo. Seguidamente, se orienta a un símbolo que encierra la vivencia cósmica de crecimiento, floración y reproducción orientada a la inmortalidad. Concentrada en el desarrollo de la tribu a lo largo de su existencia. La decisión de excavar es orientación al crecimiento personal en los valores de su raza. Celebra las raíces de Teotihuacan que se extendieron por toda la América india y fueron las plantas que afirmaron la cultura nahuatl. Al hablarnos de centenarios árboles es para llevarnos a la civilización antigua de procesiones bélicas y ritos inmemorables. El calificativo centenario nos acerca a los altos sacerdotes que marchan primero en el poema luciendo orgullosos sus mantos tornasol para significar la superposición de la paz sobre la contienda. Los centenarios árboles nos sugieren sabiduría virtuosa que abraza a la ciencia y permite que el intelecto conozca principios y causas de los valores del hombre, para conocer el orden del mundo con unidades de razón analítica. Con el simbolismo de centenarios árboles, Darío nos abre las esperanzas y visiones de un pasado lejano que siempre pesa sobre nuestra existencia. El enfrentamiento nos obliga al proceder de orientar nuestro sentido de vida.

La idea de centenarios árboles nos da sentido metafísico de madurez donde florece el amor. Orienta al pensamiento al concepto más valioso del poema que es “la paz y la guerra”.

El poeta nos hace una relación teológica de la América precolombina que se equilibra entre la paz y la guerra. Dioses de guerra con cabeza de pájaro. Personajes egregios como Netzahualcóyotl que estarán en el vértice de la guerra y la paz. Dioses que exhalarán aliento victorioso como el que recoge Rubén en su poema “Himno de guerra” de 1885:

“Rauda suene la trompeta guerrera

Cada liebre que sea un león:

¡Nicaragua señala altanera

Ese blanco y azul pabellón.

El pájaro clarín de la guerra, la liebre convertida en león es un lenguaje expresivo en que Rubén saca el nahualismo de su sangre combativa.

Nos induce a pensar en los versos de su poema PAX:

¡Oh pueblos nuestros! ¡Oh pueblos! ¡Juntaos en la esperanza

Y en el trabajo y la paz. No busquéis

Las tinieblas, no persigáis el caos, y no reguéis con sangre

Nuestra tierra feraz”.

Evidentemente se decanta por la paz. Paz interior como la paradoja presentada en su libro Abrojos publicado en Chile en 1887:

Como no tenía

Por hacer versos ni un pan

Al acabar de escribirlo

Murió de necesidad.

El dualismo del poema tutecotzimí, (contienda y paz) es ejemplo de disyuntivas recurrentes en muchas obras Darianas. Es característica de su ancestro mesoamericano.

El pájaro simboliza al poeta:

” El cantor va sobre la tierra

En blanca paz o en roja guerra.

El canto que vuela sobre la selva.

El canto vuela, con sus alas: Armonía y Eternidad.”


En el poema el poeta señala tópicos que ha resaltado en otras composiciones. Respecto a dictadores semejantes al cacique del poema en análisis, nos ha dicho:


“Al ídolo de piedra reemplaza ahora

El ídolo de carne que se entroniza

Y cada día alumbra la blanca aurora

Los campos fraternos sangre y ceniza”


O nos dirá:

“Desdeñando a los reyes nos dimos leyes

Al son de cañones y los clarines,

y hoy al favor siniestro de negros reyes

fraternizan los judas con los caínes”.


El poema recoge el criterio ancestral dariano sobre la guerra y la paz. Lo expone en sus poemas más importantes como la Marcha Triunfal:

“Los rudos penachos, la pica, la lanza

La sangre que riega de heroicos carmines

La tierra;

Los negros mastines

Que azuza la muerte, que rige la guerra.”


Repite personajes de otros poemas: Ancianos, abuelos, bellas mujeres, reyes, sacerdotes. Guerreros. Basa su poema en narraciones bélicas o nómadas de los chichimecas o los toltecas. Aflora la visión de Teotihuacán la civilización guerrera con teocracia militar. Importante para sus religiosos sacerdotales y para sus líderes amantes de incesantes luchas.

La mujer tolteca, la princesa Otzotski y las hembras animales también las utiliza como símbolo de paz: Cigarra, iguana, tortuga y mariposa azul. Contrapone lo bello con lo espantoso:

Mariposa azul y serpiente- tacuazín para resaltar la importancia de la mujer. A estas se le llamaba Cihua y eran esenciales en el desarrollo de su cultura. Su papel social dependía de su estrato social. Las de alto rango desempeñaban funciones de gobierno y las humildes realizaban funciones de hogar que nos es posible resumir con la siguiente metáfora: “cenizas sobre el fuego del hogar”

Xiuhtlaltzin, reina tolteca cuando solo los hombres gobernaban. La mujer tolteca centra su pensamiento en la vida y muerte. Es mística y posee alta espiritualidad. Con el canto se relacionan a sus deidades y en ellos revelan la profundidad espiritual de sus creencias. Darío lo confirma con “el canto nunca oído” de un pájaro que simboliza la riqueza de la paz en el porvenir. Es un recurso perfecto de pacifismo empeñado en valorar la paz. Vuelve el poeta su reflexión al nido construido en los imponentes y centenarios árboles de un ayer y que hoy los han construido en las cabezas de un ídolo olvidado.

“Ese canto escucharon las mujeres toltecas Y deleitó al soberbio príncipe Moctezuma”

Nos pone la paz maternal de las hembras frente a la connotación bélica del hombre y ese dualismo simbólico de guerra y paz lo reafirma en:

“El puma que hace crujir las hojas secas

el quetzal muestra al iris la gloria de su pluma”.


Dos metáforas que de inmediato traen a nuestra mente la destrucción de la guerra y la gloria de la paz representada en el plumaje del pájaro de la libertad “el quetzal”. El colibrí, pájaro cantor es un simbolismo del poeta al cantar a los guerreros y reyes muertos en los combates y cuyas almas migran cuatro años por el cielo del Este al convertirse en colibrí o mariposa y volar sobre las flores en busca de miel. El colibrí es la bella avecilla que en nahual se le llamaba huilzillin. Se consideraba protector de los combatientes. Los mayas atribuían facultad de comunicarse con los dioses. Estas preciosas avecillas capaz de volar hacia atrás están recogidas en las principales narraciones cosmogónicas del continente americano como la diosa de la fertilidad Coatlicue. También con el Dios guerrero Huitzilopochtli, guerrero que nadie era igual a él. Afirmaba vestir flores amarillas porque el sol se levantaba a través de él. El canto que escuchaba la mujer tolteca era el del colibrí, ¡himno tribal deificado! Canto de un Dios engendrado según la leyenda: Una bola de nube bajando del cielo desprendió plumas de colibrí. Por ser ¡tan bellas, Coatlicue guardó en su vientre y quedó embarazada.

La lira armoniosa del poeta nos lleva a un canto que narra un mundo mágico de leyendas. Sintetiza el valor cosmogónico del dios sol en todas sus connotaciones. Todo el relato será preámbulo conduciéndonos a Netzahualcóyoltl, monarca de Tezcuco aliado político de los mexicas con los que tenía relación de parentesco. Su nombre de origen nahual. Significa: “Coyote en ayuno”. Guerrero y estratega militar de ascendencia chichimeca. Poeta, arquitecto y sabio. A los doce años nombrado sucesor de su padre que fue asesinado por el tirano Tezozómoc para robarle el reino. Aliado con los mexicas venga la muerte de su progenitor y termina el poder Tepaneca. Tenía concepción de la existencia de un Dios único al que llamaba Tloquenahuaque. Como obra del rey poeta se conserva el siguiente poema escrito por él:

“Amo el canto del cenzontle

Pájaro de las cuatrocientas voces.

Amo el color del Jade

Y el enervante perfume de las flores

Pero loque más amo es a mi hermano

El hombre.”


El cacique poeta libró larga batalla con Tezozómoc que deseaba matarlo como había hecho con su padre. Se escondió en una cueva y vio el vil y sangriento asesinato. Vivió largo tiempo en el exilio y al fin venció la guerra que Rubén subliminalmente nos plantea para relacionarlo sutilmente con todas las guerras tribales que ensangrentaron la América india.

El personaje central del poema es Cuaucmichin octavo rey de los mexicanos o mexicas que en lengua nahual llamaban mexikah. Es importante conocer brevemente quienes eran los hombres de esta tribu para conocer la personalidad del cacique sacerdote que nos habla el poema. Fueron llamados aztecas. Y fundaron Tenochtitlan capital mexicana en el siglo XV. La cual llegó a ser la más grande de Mesoamérica. Conocieron el oro, bronce y plata. Sometieron a varias tribus y crearon el calendario astronómico y ritual. El primero de 260 días y el segundo de 365 días. Su escritura se realizaba con pictogramas y poseían sistema métrico propio. Trataban la obsidiana con fines quirúrgicos. A pesar de todos los avances señalados vivían permanentemente en guerra. Eran inclemente con las tribus sometidas. A pesar de su ferocidad, tenía una sólida tradición religiosa, cosmológica, política, artística y filosófica. Influyeron en otras culturas como la de los olmecas constructores de pirámides que también eran gobernados por reyes sacerdotes. La armoniosa piqueta del poeta nos traslada con sutileza mágica al profundo origen de la raza. A la vida extraña cubierta por la bruma del tiempo que nos testimonian leyendas que reviven el misterio de Netzahualcóyotl, de los pájaros y de los árboles centenarios. De las mujeres toltecas y del príncipe Moctezuma Xocoyotzin noveno emperador azteca hijo de Axayácatl. De todo eso, nos quedan las pirámides de la luna y del sol, como testimonio de la cultura que nos relata el poema. Grandeza del nahualismo inmortal. El poema de Rubén Darío revela los secretos de la montaña y nos hace posible comprender las fuerzas sobrenaturales existentes en la ruina que excava su armoniosa piqueta de poeta. Nos conduce a una experiencia espiritual propiciadora de contactos con los secretos atávicos. Nos introduce en secretos filosóficos sobre arcanos sobrenaturales que revela la montaña. Nos plantea la dignidad de una civilización abolida. Nos induce a reflexiones psicológicas que nos conducen a valoraciones históricas. Nos expone símbolos que involucran vivencias cósmicas en cuanto crecer, florecer y reproducirse para significar el desarrollo de la tribu. Su decisión de excavar es orientarse a su crecimiento personal desde la génesis de su existencia. Sus raíces son las de los pueblos de Teotihuacán, Tenoctitlan y Tikal con la que alimentó su sangre chorotega. Son las raíces de los centenarios árboles que ilustran la escena de la montaña india del poema. El calificativo centenario de los árboles también se ajusta por relación a los “altos sacerdotes que marchan primero en la procesión del inicio del poema. Donde la idea de movimiento cubrirá a los “dignatarios que llevan con orgullo sus mantos tornasol”. Es con la intención de hacer prevalecer la idea de autoridad en tiempo de paz.

La procesión de filas apretadas de Cuaucmichin al volver de su faena cinegética, nos da una realidad militar en cuanto a la movilidad de los escoltas y el celo de protección. Lo procesional es una categoría evolutiva desde el pensamiento helénico que elabora detalles en la profundidad reflexiva. Darío la utiliza para abrirnos un panorama con rasgos de poder panteísta, tribal que facilite el acceso intelectual al poder dominante de la civilización antigua nahual.

Altivo viene de caza, Darío nos abre el poema con una escena psicológica basada en antecedentes prehistóricos que implican la sobrevivencia de la tribu basada en la caza, práctica antigua en la que se ha cimentado la supervivencia del hombre desde el paleolítico en que se empieza a cultivar la tierra y a domesticar animales. Viene con sus flecheros ágiles y trae un aire bravo y triunfal indicador de auto confianza y soberbia. La imagen otorga poder físico y político. La pluma de quetzal temblando en la diadema del arrogante cacique. Es la pluma sagrada de los mayas cuyo nombre proviene del nahual quetzale y que también llamaban “Kuk”. Esta regia ave estaba muy ligada a la historia de los pueblos precolombinos. Era un elemento importante por sus plumas brillantes que relacionaban con el sol. Por su longitud y elegancia eran usadas en la confección de elegantes vestiduras de sus dignatarios. Al quetzal se le atribuía el fundirse entre el cielo y la tierra. A pesar de su tamaño inferior al águila y al cóndor se le confería igual importancia cosmogónica. Cuaucmichin trae en su penacho varia plumas de quetzal macho, cumpliendo e imitando la tradición de quetzal jaguar o Kuk Balam, nombre cuya combinación significa (Kuk quetzal) y (Balam jaguar). Personaje fundador de la dinastía que gobernó la importante ciudad maya de Palenque. Plumas de gran valor que dio origen al tráfico preferencial de artículos de lujo de los pochtecas (alimento sin potasio), que elaboraban los artesanos especializados en la confección de plumas, La caza de esta ave era prohibida y penalizada con la muerte. Rubén abre el poema señalando la marcha con la metáfora:

“La mañana mágica del encendido trópico”

Que nos representa un concepto amplio de espesura tórrida. Nos presenta el escenario genuino donde transcurre el desfile de la custodia del gobernante. La selva virgen donde transcurre la vida precolombina. La marcha de la comitiva es un preámbulo a la escena política que llevará al enfrentamiento. En el fondo, el poeta alza su condena a las transgresiones realizadas. Realiza una ligera insinuación de transgresión posterior que él ya percibe. Escribe:

“Como una gran serpiente camina el río hidrópico”

Con esta metáfora quita el símbolo de la serpiente emplumada (Quetzalcóatl) y traslada a Cuaucmichín que ostenta pretensiones vanidosas. Por eso, el poeta tiene cuidado de usar el verbo caminar en vez de avanzar como sería lo propio en el agua. El caminar da idea de un acontecimiento posterior al cual marcha la escena. El verbo caminar insinúa al cacique marchando sobre sus engreimientos presuntuosos. El uso de la serpiente en la metáfora es un recurso poético que acertadamente manifiesta las riquezas enigmáticas de leyendas y mitos. El reptil muchas veces deificado en el inframundo cerraba el círculo cósmico de vida y muerte, de bueno y malo. Quetzalcóatl (la serpiente emplumada) simboliza lo terrenal y lo celeste. Conocido es el mito en que se convierte en serpiente para volver a las aguas. La serpiente tiene una versión femenina: Cihuacóatl es la recolectora de las almas y de las mujeres muertas en el parto. Está relacionada con Quetzalcóatl porque ella molió los huesos de los antiguos habitantes para formar la nueva humanidad. Entre ellos, molió los huesos de su hijo la serpiente emplumada. Nos da una representación simbólica de la muerte en el río que se desplaza en la longitud del tiempo. Resalta los adjetivo glauco y verde:

“En cuyas aguas glaucas las hojas secas van”

Para ilustrarnos el tránsito entre la vida y la muerte; utilizando el verde de la esperanza, la tortuga y el caimán contrapuesto con el lienzo sutil y cristalino del río que simboliza las arrugas de la vejez (antesala de la muerte). Después de su ocupación cinegética, el cacique sacerdote presenta su personalidad cognitiva y motora en un estado emocional de suficiencia triunfal. Sobre la escena sobrevuela su personalidad despiadada con inclinación a la sangre. Confía en la habilidad del manejo de la flecha elástica y el dardo. Despierta en nuestro criterio un juicio duro con un tinte patológico que manifiesta egocentrismo, irresponsabilidad y definitivamente un ser frío ajeno al sufrimiento que más adelante definiremos claramente su crueldad a ser el autor de ordenar el derramamiento de sangre humana. Antropológicamente nos presenta el poema el tránsito de un personaje sacerdotal en varios círculos de juicios. Uno de ellos es la relación del hombre con el hombre, la naturaleza y su mundo mágico religioso.

El sacerdote cazador revela un ser atacando a especies de animales ancestralmente vinculados a sus creencias religiosas antropomorfistas. Prevalece en el fondo sutilmente el paso al cultivo de la tierra que propiciará un cambio metafísico astrológico, en el cual se hermanarán sus dioses con los astros. Será un paso exterminador de la antropofagia, que potenciará el respeto del hombre, de su sangre y de sus órganos. Garantizará la alimentación básica de la tribu. La concepción de la eternidad del universo disminuyó los dioses animales. El rey poeta concebía como ya hemos señalado la existencia de un Dios único. En el paleolítico el hombre disminuye la caza y aumenta su tracto digestivo, lo cual favorece su desarrollo mental que eleva su pensamiento abstracto y amplía el espacio antropológico que abrirá las puertas del arte. El poema nos habla de la caza para alimentarse y no como destrucción humana. Es ajeno al derramamiento de sangre.

Es interesante la mención de elementos de la naturaleza en el poema:

“La cola de hierro del caimán”

El hierro insinuará el concepto de fragosidad en el camino de la historia que el poeta nos está relatando. Al final de la civilización precolombina en que nos sumerge Darío ya se usaban limitadamente los metales en labranzas y combates. Con vaciado de cera modelaban el oro. Combinaban metales, apreciaban la piedra de rubí originada de la mezcla del hierro con el cromo. A esta piedra conferían estabilidad y prosperidad, por lo cual era destinada a sus dignatarios. Darío nos la expone junto a la piedra tosca del verdoso charco para realizar el espíritu de dualidad que prevalece en el poema. El poeta insiste en el color verde porque es simbólico de sus dignatarios y es el que predomina en la montaña. Lo lleva a las aguas glaucas del río que semeja a una gran culebra hidrópica en cuyas aguas las hojas secas van. La adjetivación glauca lo usa deliberadamente para ir disminuyendo el color verde y aproximarnos a las arrugas del lienzo que ultimadamente nos insinuarán el color tétrico de un final. Contraposición insistente de vida y muerte.

Contraposiciones de diversidad de colores. Recurso empleado para oponer guerra y paz, utilización de los colores de vida y libertad y los de la codicia humana representados en los

colores de las piedras preciosas que el poeta sintetiza en la metáfora:

“Roja sangre derramada en la guerra”.

El dualismo se prolonga con la mosca del vaho de la tierra que simboliza el odio. El tul anticontaminante natural que filtra las aguas nos representa la pureza cribada por la mosca susurrante. La asquerosa mosca busca las inmundicias. La planta acuática purifica. La mosca del vaho de la tierra criba el tul mientras se abanica extasiada la mariposa azul que nos avanzará la idea antropomórfica de los dioses y dignatarios con cabeza de pájaros o de jaguar.

Continúa el poema con las contraposiciones recurrentes en la poética Dariana.Piedra tosca y piedras preciosas. Atributos de las gemas preciosas enfrentándolas con la piedra tosca. Insiste en el verde de la montaña que adjunta al rubí, al cristal y al zafiro. La piedra cristal de formación natural posee diferentes colores, textura y forma. Tiene cierta luminosidad a la que atribuían visión mágica. Usada como instrumento cortante en puñales y punta de flechas. Todas estas concepciones duales las cierra el concepto mágico de la mariposa. Recurre a la dicotomía de lo bello y lo desagradable para ubicar en el lugar correspondiente estos conceptos. A la mariposa insecto migrante se le confería dignidad divina que la hacía muy importante en la selva. Fue en los territorios mexicanos y mayas donde se concedió dignidad de mando llamándolas “mariposas monarcas” o con el fenómeno antropomorfo de hombre pájaro o mujer mariposa. Esta representación se ha realizado frecuentemente en las sociedades primitivas con animales diminutos como el colibrí en contraposición con la estética grotesca del hombre sobre la barbarie en que vivía y que el poeta expresa en la metáfora “el Vaho de la tierra” que encierra la idea de impureza y derramamiento de sangre. Darío revela el secreto mítico de la montaña con “el grito agudo que el pavo negro fía” nos lleva a una vibración que asombraba y movía a la tribu. Significando enfrentamiento frenético que rompía la tranquilidad. Recurre a la mitología para explicar el efecto de la agudeza del grito de anuncio bélico. Lo simboliza con el pájaro que remeda al son del cuerno y el pito que repite el pito real. El pavo estaba consagrado al Dios Chalchiuhtotolin del nahua (guajolote de jade) Dios de las enfermedades y de las plagas. Si un pavo era ofrecido en su honor lo transformaba en alimento divino para el cuerpo y el alma. Los Mayas celebraban el nacimiento de sus hijos sacrificando un Kuts (como lo llamaban) relacionándolo con el sol y la vida.

La mención del pavo en el poema es interesante porque nos recuerda la relación pavo y dios Tezcatlipoca divinidad del cielo y de la tierra de los nahuas. Por sus cualidades adivinatorias representadas en su calendario. Importancia de cosmovisión que lo hace presente en los rituales ancestrales. Considerado símbolo en un punto cardinal representado por pez, ciervo o iguana. También representa al agua y se contrapone con el águila (emblema del sol y de la luna). Se figuraba volando y asociado a la numerología del calendario adivinatorio. Entre sus múltiples significaciones se consideraba deidad del pedernal representando a Tezcatlipoca o al dios nahual Tepeyotl. Lo importante que Darío quiere manifestar o valorar con esta figura de múltiples concepciones mitológicas, es el concepto de tiempo. Lo deriva de la asociación numerológica del calendario adivinatorio que comprende el intervalo fundamental entre el nacer y el morir que la tribu conceptúa con carácter adivinatorio. Tránsito del nacimiento a la muerte. El propósito es antelación del sacrificio que sufrirá Cuaucmichin.

El concepto tiempo Darío lo quiere enmarcar en calendario ritual que combina 20 días con 13 numerales llamadas trecenas sumando 260 días. El poeta conocía muy bien las creencias de sus ancestros. Por esa razón nos da la idea de temporalidad con “el grito de su pito repite el pito-real”. Nos lleva a la concepción de tiempo de la civilización de sus ancestros computadas en sus calendarios y lo une a su mitología.

Mas adelante el poema revive el mito del guajolote afirmando que encontrar huellas de este animal era algo positivo. Mas las huellas que considera no son las del guajolote de jade, sino las del cacique jefe que sufrirá consecuencias negativas que serán su desaparición.

Los castigos de las leyendas parten del año pedernal en que el sol cuatro lluvias era el tercero y Quetzalcóatl hizo llover fuego del cielo y quitó a Tláloc de ser sol y puso a la diosa Chalchiutlicue. Lluvia de fuego cayó sobre ellos, sus casas y las personas a causa de esto se transformaron en guajolote pipiltin vocablo que significa infante. En las dos leyendas el poeta insiste en irremediable castigo que sufrirá el gobernante por la transgresión de la ley atávica del derramamiento de sangre. El castigo lo anuncia el poeta en la vibración aguda del grito del pavo negro color que adelanta consecuencias coercitivas. Con el grillo que aturde balancea las vibraciones entre el estruendo y el silencio con su sonido repetitivo. La idea central es que nada está en reposo que todo suena y gira. Nos da el principio hermenéutico del universo. Movimiento de la partícula diminuta. Dilucida la oscilación. Tema que ocupa la preocupación de los sabios del pensamiento. Darío nos traslada a los misterios de la montaña a través de los sonidos que eternamente emanan de ella dialogando con el tiempo. Igual que su piqueta quiere abarcar todos los secretos históricos que insistentemente repite el pito real sobre el sonoro y redondo sonido del cuerno. En todo el poema hay un movimiento incesante. Es evidente el principio hermenéutico de que todo se mueve, vibra o gira en las entrañas de nuestra civilización ancestral; en su teatro de guerra que hizo fosca su historia y de la cual el poeta quiere redimirnos predicándonos la paz. Quiere borrar los indicios falsos que llevaron a la guerra. Quizás logre borrar el henoteísmo endémico de nuestra raza para que amemos al dios de la paz. El poema persigue despertar conciencias que eviten odios entre hermanos y sincronización a la naturaleza, para poder contemplar en paz la cara de la luna y disfrutar la tranquilidad cósmica y apacible que cae sobre nuestro planeta y despierte nuestra conciencia encaminándose al epicentro de la paz. Nos ha conducido por mitos, creencias, selvas, pueblos y animales. Nos ha descrito ardillas, avispas y bribones zanates clarineros, síntesis de nuestra zoología tropical. Los hace real en nuestra imaginación. Fauna mitológica de atavismo colectivo que será propicia al poeta para desarrollar el mito histórico.

Nos introduce con una maravillosa metáfora:

“Su vasto aliento lanzan los bosques primitivos”.

Para dejar atrás la metáfora anterior de “vaho de la tierra” en el nuevo escenario siempre encontramos elementos simbólicos: el colibrí revuela sobre la aristología (planta medicinal). Este pequeño y precioso pájaro encierra gran sentido mitológico. Según la leyenda, cuando llega la muerte el alma se refugia en una flor donde se perfuma y alimenta. El colibrí si la descubre la lleva al cielo.

Conserva los mitos en las nuevas escenas del poema y relaciona la planta medicinal con el colibrí que revuela la planta curativa que conocieron nuestros antepasados. Con la mítica avecilla salvadora de almas, nos introduce el concepto de la parásita lujosa para adentrarnos en el concepto dual de plantas beneficiosas o perjudiciales. Nos habla de la iguana a la que llama hija misteriosa de la montaña indiana. La relaciona con el teutl para adentrarnos en la idea central de la religión nahual que está oculta en el sacro templo de los nahuas llamado teocalí. Teul significaba Dios. Nahuas y mexicas eran politeístas. A sus dioses le llamaban Teotl o teteoh y esos términos los extendían a la denominación de las cosas bellas, buenas o malas. La raíz teotl se refería a cosa animada que influía sobre las personas o cosas de diferentes maneras. El sol por su resplandor, el mar por su inmensidad o por su unión con el horizonte. Lo sobre natural y lo desconocido estaba lleno de teotl.

La escena del poema pasa a imágenes vivas que la luz multiplica en el prisma esplendoroso de la selva tropical. Sobresale lo universal y natural para disfrutar las concepciones metafísicas de la naturaleza.

“El gran cacique deja los bosques de esmeralda”

Realidad virtual mediante los procesos de la imaginación en la que se expone a la selva en códigos metafísicos. Nos abre un teatro representativo que conceptualiza y ordena la realidad temática del poema. En el fondo hay una profunda reflexión sobre el color, tema que ha sido motivo de análisis desde Pitágoras hasta Goethe; por las reacciones que emergen de sustratos gigantescos o armoniosos. En el caso de Rubén, la selva imponente en que se desarrolla el poema abre significados que configuran el evento histórico precolombino. Plumas, piedras preciosas, mitos y teogonías quedarán en suspenso sirviendo de base a la escena activa que se inicia con la salida del cacique de la montaña. En esta nueva escena predomina la coloración:

“Carcaj dorado y fino que brilla al rubio sol”

Profundiza en el valor esencial de la cultura precolombina, al señalar lo dorado que sintetiza al sol. Se refiere al valor intrínseco de su espiritualidad: Dios.

Seguidamente pasa a los flecheros, los cuales gozaban de prestigio por considerarlos descendientes de las siete tribus que salieron de Aztlan (Isla de la laguna donde vivían los aztecas) Lugar de garzas y blancuras. De donde parten por orden de Huitzilopochtli hacia la tierra prometida. Mito que conjuga misticismo y realidad. -Adoradores del sol gobernados por el más valiente nómada. Darío nos presenta una sociedad estructurada. Cacique, flecheros que dominan la flecha elástica que representa sangre derramada al suelo. La metáfora amplía la transgresión a un delito de tribu dirigido por su jefe al ordenar sacrificios humanos. Con gran habilidad literaria el poeta nos lleva a la sustitución mental de la caña elástica de firme huiscoyol al puñal de pedernal de sacrificios humanos. Del típico huiscoyol proveniente de las palmeras que se caracterizan por su dureza y espinas agudas, nos pasa al sacrificio prohibido por los dignatarios sabios y pacíficos que mandaron a conquistar la tierra. Es evidente que nos conduce imaginativamente, al sacrificio practicado primitivamente de apertura de pechos para extraer el corazón de las víctimas y que felizmente había sido condenado. “Cargan en hombro a los ciervos ensangrentando el suelo”. Es una metáfora que ilustra el delito de sangre. Darío usa la palabra homónima y homófona “ciervo” para dar sentido a la siguiente metáfora: “los montaraces ciervos que hirió la caña elástica” y a quienes llevan a hombros las presas obtenidas. Subjetivamente nos da el juicio de que no son los sirvientes de la tribu sino los guerreros vencidos convertidos en esclavos. Con este símbolo nos está insinuando la violación del mandato de los nobles ancianos que condenaron el derramamiento de sangre humana. En las armas de guerra de las tribus primitivas destacan lanzas y flechas, sus propiedades mecánicas de elasticidad y dureza que amoldan su velocidad en la resistencia del aire y la certeza de atinar con fuerza en su destino. La lectura reflexiva del poema Dariano trae a nuestra memoria mitos antropológicos importantes como el de la jícara y la flecha de los Hitcholas que vincula deidades femeninas con el inframundo, representado en la oscuridad de la noche. Las flechas asociadas al hombre representan al día y a la luz. El mito flecha y jícara (dualismo cosmogónico de los Mayas y mexicanos) acentúan las mágicas leyendas o los relatos de Tamatsikauyumary saliendo del océano con su flecha votiva surgida de sus cornamentas.

Volviendo a la lectura del poema después de nuestras divagaciones por los significados de otras narraciones atávicas, observamos al personaje central del desfile tribal:

“Llega al regio palacio el jefe noble.

De las cuadradas puertas en el quicio de roble”


Las puertas cuadradas se colocaban en los templos o edificios principales de la ciudad para acceder a las principales calzadas del reino o para conceder importancia religiosa a los que podían por ellas ingresar. El templo mayor se erigía donde el Dios solar ataca a la serpiente. Donde el cacique recurre a la guerra para hacer cautivos. La puerta cuadrada tenía la significación de la cuadratura del mundo con un eje que era el centro del universo. Esas puertas solían culminarlas con quicios de roble a los cuales daban sentido de fortaleza ya que su madera puede perdurar siglos. En esos quicios de roble colocaban representaciones de dioses como el águila y nopal. La madera de roble poseía carácter sagrado. Los robles mexicanos han existido desde hace más de 50 millones de años. Aparecieron en el paleoceno tardío. Pueden alcanzar 20m de altura y 30 m cuadrados de copa.

El cacique sacerdotal viene de caza y al llegar a la puerta sagrada ve a su tierna hija Otzotski nombre que en legua nahual significa sonrisa. Seguidamente nos dice que ve el flamante huipil vestimenta de las mujeres indígenas que puede ser de uso diario o ceremonial. Seguramente el de Otzotski es ceremonial por su condición de princesa y está confeccionado en pieles y adornado con oro y flores. Probablemente luce manto y diadema de Jade. Darío deja en el subconsciente los atributos estéticos femeninos que se puede atribuir a una criatura y no los expresa en el poema por no desviar la imagen trasgresora de su padre. Prefiere hablarnos del huipil de la princesa ya que es una prenda que aportará valores de la tribu.

Nos dice que resplandece. Con solo una palabra nos manifiesta múltiples significados que bien pueden referirse a la vestidura o simplemente a un tratamiento tangencial de la tierna criatura que por ser mujer goza del aprecio del poeta. Nuestro criterio Juzga que no es al brillo exótico de plumajes, plumas y adornos; sino que es un sutil acercamiento a los valores femeninos inocentes de Otzotski que por su terneza apuntan a la espiritualidad. La princesa la menciona el poeta antes de ser ajusticiado su padre, lo cual no implica el tratamiento delicado que le ofrece él por ser libre de culpabilidad y a la vez tierno símbolo de mujer.

Sacerdotes, dignatarios y pueblo vienen hacer justicia con sus plumajes y mantos simbólicos revestidos de colores. Verde libertario, rojo excitante y azul discreto. Matices que llevan a realidades espirituales. Todo ello basado en un amarillo básico del maíz reflejando vigor de la tribu. Luz natural del sol en la amplitud del espacio matiza las ondulaciones vibrantes de la marcha libertaria. La preceden los guerreros de brazos membrudos con metal y cuerno en sus escudos. Soldados de Sakulen, de Nabaj y soldados quichés denominados ixiles. Tribus que se formaron a la caída de Teotihuacan gloria de los toltecas y de Tula a la muerte del rey Huemac. Los tres grupos formaron la comunidad lingüística ixil. Sus tradiciones se remontan a los tiempos de las construcciones de las pirámides y a relatos de templos de la región recogidas en el Popol Vuh. Dejaron ricos tesoros arqueológicos. Sus templos más importantes:

Vi`Puk`xu´k = Juez principal

Vi´k´uy = de las comadronas.

Xo`ich`axb`aatz = de abuelos fallecidos.

Vi`chaapa Vitz = altar de sabiduría.

Dejando la mitología para continuar con el poema analicemos las metáforas:

“Como a la roca el río, circundan al palacio”

“Sus voces redobladas se elevan al espacio”


Se refiere al rugir de los sublevados indicando poder para destruir el nihilismo voluntario del cacique. Nos transmite impulsos biológicos y orgánicos de la tribu descontenta, expresando lo más interno de su conciencia. Es grito atronador por violar la ley impuesta. Lo compara con la voz de la montaña para relacionarlo con la significación mítica de ancianos centenarios que saben de sortilegios y con los brujos que osan invocar a Dios Tamagastad. La dualidad de la guerra y la paz persiste en estas metáforas del poema. Imagen de paz representada en los ancianos. Concepto de guerra, brujos que invocan a dioses para representar la imagen del enjuiciado sacerdote cacique.

A la cabeza marcha Tekij con noble continente. Usa palabra homónima continente para indicarnos los atributos que lleva dentro de sí el poeta litúrgico, al cual describe valiente y poseedor de luz de visión. Lo conceptúa seguidor de Quetzalcóatl y altivo como un joven león siguiendo principios de libertad. Nos hace reflexionar sobre el amuleto que el poeta lleva colgado en el cuello para ilustrar la circunstancia del momento en que requiere protección al ser el líder agitando la rebelión. El joven león frente al jactancioso cacique que se apoya en su arco elástico símbolo de su poder. Curvar las cejas indicando ira feroz, deseando lanzar sus flechas a los sublevados. El arco es una figura muy usada en la mitología de los pueblos mesoamericanos como el Dios Maya Hurakán de una sola pierna que gobernaba viento, fuego y tormenta. Por lo cual, llamaban corazón del cielo. Representado con cola de serpiente y portando antorcha y corona grande. Aunque solo tenía una pierna recorría grandes distancias en poco tiempo. Lo representaban caminando de cabeza con las manos. Dios muy importante para los Mayas. Participa en la creación del hombre a partir del maíz y se le atribuye el envío del diluvio universal para destruir a los hombres de madera causante de la ira de los dioses. Acertadamente lo presenta para relacionarlo con Cuaucmichín y castigar al octavo rey de los mexicanos. Darío nos dice que Tekij lo llama Ahuizol para simbolizar el poder del aguerrido quiché y otorga atributos de oscurecer el sol con sus flechas, silla de oro macizo y dominio de las tribus sometidas con las flechas que relampagueaban en el trueno. En el fondo del concepto dariano está la versión mitológica del animal de cola grande terminada en mano con la que atrapaba victimas para ahogarlos y hundirlos en las aguas. Cuando los afectados aparecían no tenían dientes, ojos ni uñas; lo cual demuestra la crueldad del personaje.

Ese recuerdo en la mente del poeta se expresa al decir Tekij:

“más sangre de pipiles, oh Cuaucmichín infame,

ayer has ofrecido en holocausto cruel”.


Así inicia Darío la escena culminante del poema, en donde se realizará el castigo en un estilo de tragedia representado en la caída de un personaje importante trasgresor de la ley. Relato mitológico que el poeta con su piqueta armoniosa descubre los testimonios de paz de nuestros padres ancestrales que fueron violentados por la guerra. Es un homenaje dramático eterno al sufrimiento de los pueblos que padecen la guerra. Prevalece lo mítico y religioso del bien y del mal. En la escena final presenta soldados de diferentes tribus para recordar las diferentes alianzas con el propósito de las encarnizadas luchas que ensangrentaron nuestros pueblos Nahuas, mayas y kichés. Guerras en Teothihuacán, Tecnochtitlan y Utlatán en donde va a destacar Tecun Umán a quien se le atribuía la metáfora que usa Rubén:

“Tenía en la mano la flecha que en el trueno relampaguear se ve”

La usa para magnificar el poder del cacique enjuiciado por su pueblo, por romper el mandato de paz. Merece hacer una reflexión sobre los cinco hombres mandados a conquistar la tierra. Metáfora que nos hace entender términos contrarios en un proceso especial del pensamiento. Conquista que implica lucha y guerra y lo diametralmente opuesto la paz. Términos que al final ha de loar el canto esencial pacífico. Simbólicamente nos anexa el significado del número cinco en los pueblos precolombinos que dependerá del significado contextual que se use. Solía representar al cuadrilátero cósmico señalando su centro. O bien al fuego que poseía cuatro subdivisiones. Se le añadía un centro para formar al número cinco. Le llamaban tlaxictentica (el que ocupa el ombligo de la tierra) o Tlaxiaco el que está acostado en el ombligo de la tierra. El número cinco que usa el poeta está relacionado con Itzpapálotl (mariposa de obsidiana) que desempeñó un papel oscuro en el origen del mundo. Según la leyenda se le atribuía el famoso relato de los soles en que Itzpapáotl al ser arrojado a la hoguera explota en cinco pedernales: blanco, azul, amarillo, rojo y negro. Colores predominantes en el poema Tutecozimí. Mixocóatl conservó el color blanco y lo convirtió en objeto sagrado. Los cinco dioses eran llamados Macuiltonaleque y lo revestían de colores.

Otro significado importante que se atribuía al número cinco era que en la noche poseía cinco acontecimientos rituales:

Al anochecer: Tlapoyahua

Al acostarse: Netetequizpan.

Tlatlapitzalipin: Toque de horas.

Ticatla: Hora del viaje cósmico sueño.

Tlathuinahuac: Cerca del Alba.


Toda esta serie de connotaciones mitológicas nos indican la importancia y significado que el poeta da a los cinco pipiles padres nuestros que ordenaron la conquista de la tierra. Darío era consciente de que el cinco excede al cuatro. Considerado el número perfecto en la simbología de sus antepasados. Está presente en la leyenda de Quetzalcóatl embriagado después de ingerir la cuarta copa y la de su hermana Quetzalpétlatl al hacer lo mismo perdiendo ayuno y abstinencia, lo que provocó que al día siguiente se exilió y se consumió en cenizas convirtiéndose en Tlahuizcalpantecuhli (señor del alba) o planeta Venus. El cinco representa la mano y significa cazar, acción realizada por Cuaucmichín. También significa captura. En la teogonía de nuestros antepasados existían cinco dioses a los que se les anteponía el número cinco: flor, lagartija, buitre, conejo, hierbas. Existían divinidades que llevaban el cinco precediéndoles y estaban relacionados con la muerte:

“Perro, viento, movimiento, venado, murciélago”.


Darío era un profundo conocedor de la mitología cósmica mexicana. Desde su juventud genialmente supo plasmar en su poema Tutecotzimí, simbolizando guerras intestinas de las tribus de nuestra civilización nahual; prolongadas en las guerras centroamericanas de unionistas y separatistas y las que aún están latentes en las discordias políticas. Nos dice: “la muerte es reina de los reyes”. Para afirmar las leyes sagradas que no deben ser trasgredidas por los tiranos porque esas leyes fueron dadas en lengua de verdad. Es la voz de Balum Votan el héroe mítico que condujo al pueblo Maya y que en el poema lo representa Tekij repitiendo su frase de no beber sangre de sacrificio humano por ser chicha roja para Tamagastad. Los sacrificios eran máximo tributo a los dioses y el designio de los cinco ancianos del poema el cual era, acabar con esa práctica. Los Mayas lo iban eliminando, extrayéndose sangre de las orejas o de la lengua en vez de sacarle el corazón a las víctimas. En el sacrificio estaba presente el significado sacro otorgado por el número cinco. Ayunaban cinco días por sus creencias cimentadas en los ritos de la fiesta del kukulcan (serpiente emplumada) relacionada con el viento y el agua. Continúa el poema con el dialogo:

Yo soy el sacerdote y combatiente”

Y Tekij responde:

Puesto que el tigre muestras las garras ¡sea pues!

Darío hace uso de la expresión nicaragüense muy usada “pues”, que define la fuerte raíz del vocablo patriótico del poeta que otorga decisión.

“Flecheros al combate clama el fuerte cacique”

“Flecheros, muerte al tigre, responde un indio fiero”.

Tekij alza los brazos, y quedase el flechero

deteniendo el empuje de la flecha veloz

y Tekij ¡es indigno de la flecha o la lanza!

¡La tierra se estremece para clamar venganza!

¡A las piedras pipiles!

El jefe odiado en sanguíneo fango quedó despedazado. Pasa un hombre cantando un canto mexicano en alta voz:

Alabando a los dioses y maldiciendo a la guerra y le dijeron:

Tú cantas paz y trabajo

Y respondió sí.

Toma palacio, el campo, carcajes y huipiles.

Celebra a nuestros dioses, dirige a los pipiles

Y así empezó el reinado de Tutecotzimí.



Breve análisis literario.


El poema Tutecotzimí posee gran valor rítmico que en gran medida está determinado por el acento, el cual tiene una función sonora relacionada con el sentido de la palabra. Rubén en el poema nos expone varios sistemas de versificación que resaltan la acentuación del verso.

En nuestro análisis partiremos de la acentuación de la palabra teniendo el cuidado de la relación pronunciación y métrica. Lo fonológico no siempre coincide con el metro. Puede haber desplazamiento acentual, acentuación en sílabas átonas. Doble acentuación de polisílabos y de monosílabos o simplemente no acentuar sílabas tónicas.

Rubén Darío era un profundo conocedor de la métrica española y helénica. En el poema que analizamos, el poeta no sigue un esquema regular. Los versos son acentualmente diferentes.

En la versificación silaba tónica serían anti rítmica. En el verso grecolatino debemos tener en cuenta al pie rítmico de la Grecia antigua, unidad métrica de su canto y poesía, el cual está formado por sílabas largas y breves, pudiendo ser de dos o cuatro sílabas. En cada pie hay dos tiempos, uno de elevación y otro de descenso. El pie se divide en dos semi pies. La primera sílaba del pie acentuada marca un ritmo ascendente si marca la segunda será descendente. Esto en un ritmo binario. El ritmo se construye en alternancia larga y breve.

La unidad de medida es la mora. Las breves tienen una y las largas dos. Si tienen menos de seis moras se llaman simples y con más de seis dogmios.

Muy útil es tener presente la siguiente tabla de versificación. La línea horizontal representa las sílabas largas y las en forma de U las breves. Los pies métricos pueden ser: troqueo o yámbico de dos, tres, cuatro pies métricos etc. Eso depende del ritmo que desee imprimir el poeta a su composición. Puede ser un ritmo anapéstico o un ritmo propio para un hexámetro.

La primera estrofa es una décima de versos alejandrinos. El verso nueve lo escribe con tres pies métricos cuaternarios graves que van a coincidir con la treceava sílaba de la versificación silábica tonal. Como la versificación que viene desarrollando en la estrofa es de pies métricos pasa el último pie ternario grave (la musa) al verso número diez que completa la décima.

En las siguientes estrofas, continua el poema en décimas realizando enlaces métricos como el de la primera estrofa pocas veces haciendo prevalecer los versos alejandrinos acentuados en la tercera y décima tercera sílaba. En la siguiente estrofa realiza el enlace en el tercer verso y lo termina en el cuarto:

Comienza “En que se alza la ruina”

Verso que está compuesto por: Un cuaternario grave y un ternario también grave, con los que realiza un delicioso ritmo métrico formado por yámbicos y troqueos.

Termina: Los centenarios árboles saben de procesiones.

En la estrofa diez hará otro enlace en el verso quinto. Será un hemistiquio del endecasílabo y el verso sexto significará el segundo hemistiquio del alejandrino.

Es conveniente para continuar el análisis tener a mano la siguiente tabla de versificación de la métrica grecolatina. Por tal razón, hemos incluido una muy breve esperando les sea de mucha utilidad si decidís hacer un análisis métrico más exhaustivo, en todas las estrofas con que cuenta el poema Tutecotzimí, el cual sin ninguna duda expresa la naturaleza y el amor por la tierra que le vio nacer. Rubén es el auténtico indio chorotega que él se sentía orgulloso de ser el chorotega con manos del príncipe poeta Netzahualcoyotl.




Tabla de pies métricos

Silabas (u= silaba débil; _ = silaba fuerte)

Nombre

UU

Pirriquio o díbraco

U__

Yambo

__U

Troqueo

__ __

Espondeo

U _ U _

Diyambo

_ UU _

Coriambo

U _ _ U

Antipasto

U _ _ _

Primer epitrite

_ U _ _

Segundo epitrite

_ _ U _

Tercer epitrite

_ _

Cuarto epitrite

_ _ _

Dispondio

_UU

Dáctilo

UU_

Anapesto

UUUU

Procelusmatico

_UUU

Prime Paeon

U_UU

Secundus Paeon

UU_U

Tertius Paeon

UUU_

Quartus Peon

_ _UU

Jónico Mayor

UU_ _

Jónico menor

_U_U

Ditroqueo



Rubén Darío cimentó su poesía en el ritmo. En él puso su genio que brilló y aún brilla en la poética universal. Su ritmo era la voz del imperio de la música que canta lo absoluto de la belleza. Amaba la cultura clásica y por ese motivo la unió al canto rítmico de su amada América inmortal de misterios y jeroglíficos. El acento poético Dariano determina la suma importancia de la intensidad sonora de su verso. Destacan sus acentos prosódicos:

“y el grito de su pito repite el pito- real”


y sus acentos de intensidad marcando el ritmo:

“hacia el palacio vienen los hijos de Ahuitzol”

Los acentos prosódicos pueden recaer en las sílabas breves o largas, por lo cual llamaremos ritmo troqueo o yámbico.

Si el acento coincide con el acento rítmico lo llamamos acento de intensidad.

“el gran cacique deja los bosques de esmeralda”

Pasa del ritmo binario al ternario grave y lo termina con un pie métrico cuaternario grave.

O bien nos presenta un verso acentuado en ritmo troqueo y lo combina con pies yámbicos ternarios.

“Vino un anciano entre ellos”

El acento cae en la sílaba larga por lo tanto el ritmo será trocaico.

“Puesto que el tigre muestra las garras, sea pues”

El ritmo es trocaico. Coinciden el acento rítmico con el acento del pie troqueo, lo cual nos dará un ejemplo de acento de intensidad. Nos demostrará la riqueza acentual que usa Rubén Darío para darle el énfasis exultante característico de su poesía.

El Poeta utiliza la importante figura literaria llamada anáfora de una manera singular. La utiliza en diferentes párrafos o grupos sintácticos, en versos internos de las décimas:

En la décima segunda nos dice:

“Cuaucmichín, la montaña te habla en mi lengua ahora.

La tierra está enojada, la raza pipil llora,”


En el verso octavo de la misma décima para resaltar el ritmo acentual del poema y la significación del personaje de quien habla utiliza de nuevo la figura literaria anafórica diciendo:

Cuaucmichín el octavo rey de los mexicanos

Era grande. Si abría los dedos de su mano,

más de un millón de flechas oscurecía al sol.


También la repite en el interior de la décima diecisiete y en el segundo hemistiquio del verso número nueve de la décima número dieciséis:

“Cuaucmichín infame;

Ayer has ofrecido en holocausto cruel.”


En la magistral conducción del ritmo grecolatino realiza sinéresis ligando vocales de hiatos para deshacerlos, debilita la vocal débil con la finalidad de realizar un diptongo. En el triptongo:

Cuaucmichín, Cuaucmichín? Debilita la segunda u para romper el triptongo y que prevalezca sonoramente un ritmo fluido de sinalefa.

En el triptongo Ahuitzol liga la a con las vocales u, i, omitiendo la h muda:

“Tenía mucho al sabio; pedía juicio al viejo;

Su maza era pesada; llamábase Ahuitzol”


Darío insiste con sinéresis en el poema:

Mandó Ahuitzol cinco hombres a conquistar la tierra.

La simplificación de las sílabas en las palabras como lo hace con Ahuitzol, Darío quiere semejar o recordarnos el hablar rico en elisiones de mayas yucatecos. Por eso, lo subraya en el siguiente verso:

“La montaña habla en mi lengua ahora”.

La musicalidad del poema se enriquece con las figuras musicales que acompañan al verso. Entre estas hablaremos brevemente de la anacrusis. Figura literaria que consiste en sílabas que preceden al primer pie métrico y que su valor principal es la acentuación que modifica al ritmo que nos llega a través de la sonoridad:

“El rey murió; la muerte es reina de los reyes”

“El rey murió” es la anacrusis o sílabas que preceden al ritmo troqueo que sigue:

“La muerte es reina de los reyes.”

otra anacrusis observamos cuando nos dice:

“Pipil es decir niño”

El sustantivo pipil precede al ritmo trocaico con que continua el verso.

La anacrusis distingue tres cualidades: medida, carácter, matiz. Nos permite apreciar detalles finos del ritmo y en el fraseo que nos permitan apreciar el efecto tonal integral del poema.

Sinalefa la unión de dos vocales inacentuadas y emitidas en una sílaba son frecuentes en el poema: muerte, fiero, odiado, oro etc.

Muerte al tigre

“indio fiero”

“Bruñido cerco de oro”.

“Era de oro macizo su silla y su consejo”

Esta figura da flexibilidad rítmica al poema y se ajusta al habla coloquial de los protagonistas que intervienen en la historia.

En la riqueza de figuras literarias destaca la denominada escación, la cual consiste en suprimir conectores. La palabra como, es un ejemplo de conector.

Como torrente humano que ruge y se desborda,

Como un clamor terrible que la ciudad asorda,

Hacia el palacio vienen los hijos de Ahuitzol.

Primero revestidos de cien plumajes varios,

Los altos sacerdotes, los ricos dignatarios,

Que llevan con orgullo su manto tornasol.


Después de los dos primeros versos elimina la palabra como que es un conector con la función de comparación y nos lleva directamente a un sentido metafórico:

“hacia el palacio vienen los hijos de Ahuitzol”

Siempre siguiendo el sentido rítmico nos presenta el poeta la conocida figura como sinéresis, la cual integra en una misma sílaba las vocales de un hiato y que cuente como una sola palabra: fieros, poeta, quetzalcóatl:

“Ese ruido es del pueblo pipil”

“Vino un mancebo hermoso que abría al monte brechas.”

“Como el divino trueno”

Y tu nahuatl maldice”.


Hace uso el poeta de las diéresis: En el sentido de la segunda acepción de la palabra que consiste en la pronunciación distinta de dos vocales que normalmente se pronuncian como diptongo:


“como el divino trueno”

“Tekij, que es el poeta litúrgico y valiente”

“altivo como un joven león”


Rubén Darío era genial en uso de la rima, la cual influyó mucho en los movimientos literarios del modernismo y de los posteriores. Su rima es rica en vocabulario y concepciones precisas al tema a que se refiere en el momento que se expresa. Apreciémoslo en la rima de la siguiente décima:

De Otzotski su tierna hija, ve el flamante huepil.

Súbito se oye un sordo rumor de voz profunda.

¿Es la onda del Motagua que la ciudad inunda?

No cacique; ese ruido es del pueblo pipil.

Como torrente humano que ruge y se desborda,

Como un clamor terrible que la ciudad asorda,

Hacia el palacio vienen los hijos de Ahuitzol´

Primero, revestidos de cien plumajes varios,

Los altos sacerdotes, los ricos dignatarios

Que llevan con orgullo sus mantos tornasol.


La concepción que nos proporcionan sus metáforas evidencia el ambiente en que se desarrolla el poema, la rebelión ante un tirano. Ellas no son ajenas al sentido integral de la obra que es la guerra y la paz. Su lenguaje nos induce al ambiente de la selva fosca que vibra al calor del día. Nos hace ver en nuestra imaginación una selva integral, en donde revolotean elementos típicos como la cigarra con su chincharchar eterno, el pájaro que remeda al cuerno, los altos aguacates que invade la ardilla, su cola de plumero y sus dientes que llueven fruta; sin olvidar a la misteriosa iguana y al bribón y oscuro sanate- clarinero, símbolo de nuestra picardía nicaraguana.

En cuanto al manejo de los verbos en el poema llama la atención al inicio el uso de un verbo irregular y pronominal que podemos conjugar de manera reflexiva. “Suene” es un presente de subjuntivo que nos enuncia una información. Encierra una percepción subjetiva y como tal puede tomar varios sentidos. Nos puede sugerir un deseo o voluntad y el poeta lo manifiesta cuando nos dice:

¡y descubra ópalo y ricas piedras finas

Templo o estatua rota.

Predomina el sentido subjuntivo de voluntad. Añade la idea de valoración subjuntiva cuando nos dice:

Y el misterio jeroglífico adivina

la musa.


Es interesante el juego verbal que realiza con los pretéritos simples o indefinidos.

De la temporal bruma surge la vida extraña

De pueblos abolidos; la leyenda confusa

se ilumina; revela secretos la montaña

en que se alza la ruina.


“Confusa” como adjetivo nos proporciona información adicional al sustantivo de la oración con un sentido de pretérito indefinido que coadyuvará el sentido subjuntivo en que se desplaza el inicio del poema. En las décimas siguientes realiza un juego verbal que contribuirá al sentido del ritmo y al aspecto visual en que se desarrolla la escena. Usa verbos irregulares, pronominales y verbos regulares como: “Extasiada”, lanza. Regulares como vibrar. Regulares pronominales: Espantar, esquivo. Regular y no pronominales. “Remeda” es regular y no pronominal.

La adjetivación del poema va muy ligada a las conjugaciones verbales, en cuanto a las propiedades y características conferidas al sustantivo que en algunas ocasiones son abstractas.

La función de complemento nominal enriquece la imagen poética del sujeto.


“Centenarios árboles”


El adjetivo colocado antes del sustantivo resalta la edad de los árboles. Subliminalmente, nos está llevando a los robles de los quicios de las puertas cuadradas de los edificios de donde partían las calzadas del reino. La adjetivación es un recurso literario que enfatiza el estilo anteponiéndolo o posponiéndolo al sujeto.

“Junto al verdoso charco, sobre la piedra tosca”.

Es un adjetivo de anteposición obligatoria por su intencionalidad de orientar al lector.

Son numerosos los adjetivos que antepone y pospone. Algunas veces en un mismo verso

pone ambos para modular el ritmo:


“Es la mañana mágica del encendido trópico”.

“Mágica” es un adjetivo pospuesto y “encendido” es un adjetivo pospuesto.

El poema es rico en adjetivos antepuestos con los que el poeta se refiere a objetos designados.

“Los altos aguacates invade ágil la ardilla”

Los adjetivos “altos” y “ágil” van en anteposición de los sustantivos.

“El gran cacique deja los bosques de esmeralda”.

En esta oración subordinada adverbial podemos observar el adjetivo realizando la función de verbo adjetivado. También anteposición y posterior de los adjetivos. En la primera parte del verso, el adjetivo va delante del sujeto percibimos la cualidad humana de grandeza del cacique y su intervención. En la segunda parte del verso, apreciamos que se agrega al sujeto toda la grandeza del bosque esmeralda alcanzando una definición especial de la frondosidad de la selva. Apreciamos el sutil acercamiento al adjetivo calificativo:

“Junto al verdoso charco, sobre las piedras toscas”

Junto al verdoso charco es un adjetivo relacional que se recategoriza como calificativo. Manifiesta una sola propiedad singular. La totalidad del verso es un adjetivo intencional dirigida al lector, en donde resalta un complemento preposicional.

La adjetivación usada por el poeta presenta algunas veces caracteres adverbiales:

“Es la mañana mágica del encendido trópico”.

Mágica y trópico, modifican el sentido del verbo encendido y a la vez encierra un complemento adverbial.

“Los altos aguacates invade ágil la ardilla”


Los adjetivos altos y ágil van delante de los sustantivos para modificarlos.

“El gran cacique deja los bosques esmeraldas”.


El sustantivo adjetivado separa las características del cacique y de la selva. Nos deja sutil apreciación de adjetivo de lugar. Modifica al verbo y forma una oración subordinada adverbial que expresa una relación del sustantivo con el ámbito en que se desarrolla el poema.

Toda la adjetivación Dariana se va desarrollando en la posición en que coloca el adjetivo respecto al sujeto para alcanzar relación sintáctica y semántica con fin rítmico y prosódico.

Anteponiendo el adjetivo destaca el sentido melódico del sustantivo y posponiéndolo la unidad melódica se une al nombre.

En el poema apreciamos numerosas anteposiciones adverbiales:

“Su vasto aliento lanzan los bosques primitivos”


Hay numerosas posposiciones:

“y a la cabeza marcha con noble continente

Tekij, que es el poeta litúrgico y valiente”


Estos adjetivos son extensibles y modificadores del referente.

Debe tenerse en cuenta que el gusto poético determina la elección anterior o posterior del adjetivo. Suele presidir el adjetivo cuando quiere manifestar cualidad propia del sujeto.

“Pone en sus pardas cejas una curva feroz”


Se postergan si el adjetivo denota circunstancia accidental o la existencia de una esencia que no es propia del sujeto:

“Pipil es decir niño. Eso es ingenuo y franco”.


El adjetivo antepuesto expresa representación humana. Si es posterior se centra en el objeto.

La rica adjetivación del poema Tutecotzimí, nos presenta adjetivos cuantitativos subcategoría de los adjetivos determinativos, expresando cantidad imprecisa y colocados antes del sustantivo.

“Primero, revestidos de cien plumajes varios,

Los altos sacerdotes, los ricos dignatarios”.


Los adjetivos demostrativos los escribe en clara cualidad determinativa para indicar al sujeto de la oración, al cual coloca antes del sustantivo.

“Cuaucmichín, la montaña te habla en mi lengua ahora”.


Los adjetivos posesivos indican pertenencia o posesión de algo. Los usa Rubén con mucha habilidad diferenciándolo del pronombre posesivo. Diferencias sujeto objeto.

“Su maza era pesada; llamábase Ahuitzol”.


La riqueza adverbial del poema abarca una relación de subordinación entre el sustantivo y sus antecedentes para crear una especie de adjetivo relativo.

“¡Flecheros, muerte al tigre!” responde un indio fiero.


Adjetivos numerales: El octavo rey de los mexicanos:

“Era grande. Si abría los dedos de sus manos

Más de un millón de flechas oscurecían el sol”.


La adjetivación genial del poeta la concluye en su poema con adjetivos interrogativos y exclamativos:

¿Tú cantas paz y trabajo?

“Toma el palacio, el campo, carcajes y huepiles;

Celebra a nuestros dioses, dirige a los pipiles.”


Finalmente, haremos una breve reseña de las oraciones que realiza el poeta en su obra. Analizaremos los objetivos del poeta para conformar sus versos alejandrinos, con pies métricos y el sometimiento de sus expresiones a la sintaxis castellana.

Darío plasma su inspiración en variadas oraciones gramaticales que resaltarán el ritmo y la genialidad de su obra.

Enunciativas:

“Al cavar en el suelo de la ciudad antigua”

“No cacique; ese ruido es del pueblo Pipil”

Interrogativas:

¿Es la onda del Motagua que la ciudad inunda?

Exclamativas:

¡Flecheros al combate!

Exhortativas:

Construidas con verbos imperativos o subjuntivos:

“Toma el palacio, el campo, carcajes huepiles”

“Celebra a nuestros dioses, dirige a los Pipiles”

Simples con un verbo y un sujeto:

“El pájaro en un ídolo ha fabricado el nido”

“Un pájaro del bosque remeda un son de cuerno”

Compuestas:

“Los altos aguacates invade ágil la ardilla”

Coordinadas:

Tekij que es el poeta litúrgico y valiente,

que en su pupila tiene la luz de la visión.


Observemos que las proposiciones tienen el mismo rango y que la coordinación depende de la conjunción “que”. Estas oraciones pueden ser:

Disyuntivas:

“Y alza la frente, altivo como un joven león”

Estas oraciones unen sintagmas que señalan alternativas. Representan dos o más opciones o duda.

Copulativas:

Su predicado exige un verbo copulativo. Los cuales son: Ser, estar, parecer, semejar. Pueden llevar un complemento circunstancial.

“y junto a la parásita lujosa está la iguana”

Un bello párrafo construido con oraciones yuxtapuestas o asindéticas. Tienen el mismo nivel sintáctico y son independientes como las coordinadas.

“Junto al verdoso charco, sobre la piedra tosca,

rubí, cristal, zafiro, las susurrantes moscas

del vaho de la tierra pasan cribando el tul;

e intacta con su veste de terciopelo rico,

abanicando el lodo con su doble abanico,

está como extasiada la mariposa azul”.



Las oraciones yuxtapuestas predominan en el poema por ser idónea a la plasmación de un ritmo musical elegante que el poeta canta a la selva. Después de este pasaje continua la décima con oraciones yuxtapuestas:

“Las selvas foscas vibran con el calor del día;

Al viento el pavo negro su grito agudo fía

Y el grillo aturde el verde, tupido carrizal;

Un pájaro del bosque remeda un son de cuernos;

Prolonga la chicharra su chincharchar eterno

Y el grito de su pito repite el pito- real”


La décima siguiente la escribe siguiendo el mismo modelo de oraciones yuxtapuestas que se ajustan idóneamente al ritmo típico de la raza mesoamericana, el cual los que hemos nacido en ese inmortal continente hemos heredado. Darío lo conoció muy bien por ser un auténtico descendiente de los nahoas y por ser desde niño inclinado al arte musical ejecutando folklóricas piezas al acordeón.

Las siguientes estrofas están estructuradas en su mayoría con oraciones yuxtapuestas, las cuales se ajustan al carácter descriptivo del poema.

Siguiendo con las clases de oraciones que utiliza el poeta pasaremos a las oraciones:

Transitivas:

cuyo núcleo es un verbo transitivo que consta de un complemento directo para completar su significado. Teniendo en cuenta que pueden aparecer en la oración otros complementos verbales.

“Su cola es un plumero, su ojo pequeño brilla”

“Brujos que invocar osan al gran Tamagastad”

“Cuaucmichín orgulloso se apoya en su arco elástico”


Intransitivas: tienen por si sola un sintagma predicado:

“Tekij alza su brazo”


Su verbo tiene significación completa. No llevan un complemento directo, aunque pueden acompañar al verbo otros complementos:


“Su gesto, como un dique,

contiene el gran torrente de agitación y voz”

“Cuaucmichín, la montaña te habla en mi lengua ahora”


En esta oración apreciamos el complemento circunstancial de tiempo acompañando al verbo hablar.

Copulativas:

“Y junto a la parásita lujosa está la iguana”


El verbo copulativo “está” realiza la función de complemento circunstancial de lugar.

Subordinadas adjetivas:

Estas oraciones funcionan como adjetivo y pueden sustituirse con un adjetivo.

“De Otzotki su tierna hija, ve el flamante huepil”




Su tierna hija es una oración subordinada que puede sustituirse por el adjetivo flamante y tendríamos: “De Otzotki ve el flamante huepil”

Darío escribe párrafos en los que son frecuentes las oraciones subordinadas adjetivas. Introducidas por el pronombre relativo “que”. Sustituye al antecedente haciendo la función de adjetivo. Pasa a realizar la función de complemento del nombre de un sintagma nominal.

“Temían los embates del fuerte mexicano

que tuvo, como tienen los dioses, en la mano

la flecha que en el trueno relampaguear se ve”


Subordinadas adverbiales:

Estas oraciones complementan al sustantivo.


“Tras él van los flecheros; y en hombro de los siervos

ensangrentando el suelo, los montaraces ciervos”


Si eliminamos el fragmento del predicado “ensangrentado suelo” nos queda:

“Tras él van los flecheros; y en hombro de los ciervos”

Este procedimiento de eliminación nos facilita la comprobación de que estamos frente a una oración adverbial.

Estas oraciones desempeñan la función de complemento circunstancial

que puede ser de lugar, tiempo, modo, causa, condición o finalidad.

Hemos visto que el poeta usa recursos de versificación verbal, adjetival, adverbial para lograr la sonoridad de un canto precolombino ambientado en la selva mesoamericana. Hemos disfrutado con el encadenamiento rítmico de versos yuxtapuestos y nos hemos hundido en la reflexión existencial de la guerra y la paz para conocer la grandeza humana e intelectual del más alto valor de nuestra patria: “Rubén Darío”.


Edwin Zúniga Reyes

Viena 12 de junio de 2023.


Comments


bottom of page