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Asoc. Francisca Sánchez

Boletín Informativo Num. 6 "Salutacion al Águila"

Edwin Zúniga Reyes / Maria Isabel Flores Rubio

 

El poema Salutación al Águila es todo un himno a la concordia americana que preconiza la solidaridad de sus pueblos. Es una obra polémica escrita posteriormente a su “Canto de vida y esperanza” en el que expresa dolor y duda espiritual por el imperio español agredido. Con el águila simboliza el poder, fuerza y cultura del pueblo norteamericano. Alaba a sus poetas. Reconoce que representa el símbolo de Júpiter, Dios de la mitología romana. Padre de dioses y hombres que poseían como armas el rayo, trueno y relámpago, por lo cual, era el Dios del cielo. Acertadamente Darío escoge el símbolo del águila para representar el poderío de la América del norte. Como liberal moderado propone en el poema un pan- hispanismo después de observar el peso hegemónico de los Estados Unidos en el mundo, tras la guerra de Cuba. Es evidente el cambio de lenguaje poético debido a que ha experimentado una transformación humana. Manifiesta un cambio de ideas respecto a su “Canto de vida y esperanza” escrito con anterioridad igual que “Salutación al Optimista, A Colón, A Roosevelt”. Desde su poema los Cisnes, Darío se identifica “soy un hijo de América, soy un nieto de España”. Sigue siéndolo cuando escribe su canto al águila, en donde, alaba el progreso de los Estados Unidos y a la vez expresa el deseo de una unión continental para “recibir lo prometido en los destinos terrenos”. Indudablemente, es un poeta unionista. Un pacifista por excelencia alza su voz con la mística visión profética expresada en su poema pax: ¡Oh pueblos nuestros! ¡Oh pueblos nuestros! juntaos. Su poesía es orgánica en el período de la guerra de 1988 cuando la generación del 98 indaga con honda preocupación sobre el ser español cuando se siente derrotado por la pérdida de su imperio. Darío plasma verdadera apología del americanismo. Recoge las perturbaciones europeas, los temores por el imperialismo los orienta en su pacifismo a la integración de una América unida. Toma en cuenta el anarquismo. Considera las apetencias imperialistas de la conferencia de Berlín de 1899. Los domingos rojos de San Petersburgo, la guerra Ruso Japonesa. Su pacifismo es visionario ante el cataclismo apocalíptico amenazante de la paz mundial. El Darío que escribe a Roosevelt y el que suscribe salutación al águila es el mismo. Únicamente hay que comprenderlo en el contexto histórico en que se escriben y sobre todo a la condición personal del poeta en su función diplomática que le permite visionar “el sol en su alba roja el día de mañana”. Si algunos ven una obsecución en la postura de Rubén; no debe interpretarse una sumisión, es tan solo una posición cimentada en un pan- americanismo. Es ajena al sometimiento. No podemos realizar una crítica simplista y dogmática vinculante a criterio político determinado. Rubén es paradigmático entre su original americanismo y su cosmopolitismo. Su individualismo es sincero con la humanidad. Muchos han tratado de manipular su obra ubicándola en un contexto ajeno a la realidad en que vivió. No se puede tomar algunos términos imprecisos de su liberalismo para acusarlo de no atender los temas sociales o políticos. Darío estaba alejado de las ideologías que se manifestaban incipientemente en su tiempo. Fue el iniciador de un movimiento de libertad, la cual, era su concepto principal. Salutación al águila es pragmática y prudente. Se aparta de la pasión política conservando en su conciencia su liberalismo que fue evolucionando a lo largo de su vida. Darío no simpatizó con el anarquismo y fue receloso con el socialismo. Su ideología la manifestó en sus crónicas de libertad; Rubén escribe el prefacio del libro del socialista Argentino Manuel Ugarte. Valoraba la calidad literaria y no la ideología. Mantiene su talante liberal en el controversial poema Salutación al Águila, venciendo espacio y tiempo porque él vive las circunstancias políticas de su época como un liberal que no claudica.


El mensaje de unidad es asombroso, en cuanto a los objetivos a lograr en la España contemporánea. Se decanta por la fuerza regeneradora del arte que señala el Krausismo, aunque él no era Krausista. El ideal del poeta mantiene en el fondo de su conciencia lo escrito en Paraguay en 1912: “El águila yanke mira el sur, como orientándose para un vuelo de rapacidad conquistadora”. Indudablemente, ese fue siempre su temor más por razones prácticas él consideró orientar un pan- americanismo de unidad que hiciera posible el progreso: “para abrirle el gran vientre fecundo a la tierra para que de ella brote la concreción de oro de la espiga”. Darío aspira evitar el daño que una nación puede hacerle a otra. Él desea gloria, victoria, trabajo. Quiere los secretos de las labores del norte para que nuestros hijos dejen de ser rétores latinos. Rufino Blanco Fombona por esto lo recrimina. Califica al poema del águila de infame y dice: ¿por qué canta usted a los yankis, por qué echa margaritas a los cerdos? Rubén contesta la censura diciendo que su poema es una pieza ocasional, surgida dentro del clima armónico de la Conferencia Panamericana de Río Janeiro, a la cual, asistía. Saludar nosotros al Águila. ¡sobre todo cuando hacemos cosas diplomáticas! no tiene nada de particular. Lo cortés no quita lo cóndor. El poema no presenta ninguna contradicción con el de Roosevelt. El móvil en la conciencia del poeta es alcanzar la prosperidad. Quiere forjar su América india en la prosperidad para emular a Grecia y Roma. Se afirma en el helenismo y lo latino en su liberalismo cristiano. Soñaba el poeta con la paz entre las alas abiertas del águila y de esa manera terminar con el caudillismo, factor del atraso de hispano américa. La Salutación al águila cifra sus esperanzas en la libertad del continente que habla español y reza a Jesucristo. No declina su espíritu libertario sino un canto epopéyico a la unión y concordia del continente americano. Al símbolo de Estados Unidos el águila contrapone al cóndor de los Andes que miran al sol proponiendo plenitud, concordia, y esfuerzo.


¡E pluribus unum! Gloria victoria y trabajo.

Edwin Zúniga Reyes

María Isabel Flores Rubio

Viena, 1 de noviembre de 2021.


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