Haikús - Lic. María Isabel Flores
- Lic. Maria Isabel Flores
- 1 dic 2024
- 5 Min. de lectura
El haikú es una síntesis poética con una profunda carga filosófica. Ajeno a sentimentalismos va directamente orientado a la realidad que expone. Sus raíces históricas se remontan al budismo Zen. A la religión china antigua, al confucionismo taoísmo y sánscrito. El haikú une lo afectivo y lo intelectual expresando un sentido instantáneo. Es un poema corto que consta de tres versos, los cuales deben tratar de la naturaleza y de la vida cotidiana. Carecen de rima y su métrica ha de ser: El primero de cinco sílabas, el segundo de siete sílabas y el tercero de cinco sílabas.
Su esquema seria 5- 7- 5 y pueden ser flexibles. Su síntesis poética se fundamenta en el asombro. Con tres versos cortos aspira a captar la brevedad del instante envolviéndolo con el juicio filosófico que abstrae lo afectivo y lo intelectual. Estructuralmente proviene del “tanka”, el cual está compuesto por siete versos y presentan la siguiente estructura: El primero de cinco sílabas, el segundo de siete, el tercero de cinco, el cuarto de siete y el quinto de siete. La estructura gráfica sería:
1) 5
2) 7
3) 5
4) 7
5) 7
En el “tanka” podemos apreciar dos imágenes poéticas: la primera inspirada en la naturaleza. La segunda meditativa sobre la primera (que es la magnificencia de la creación). Debemos saber que el “tanka” procede de la renga, consistente en un juego poético cortesano. Donde un bardo responde a otro y el tanka realiza la función de estribillo. Era originalmente un juego de Corte, en el cual los nobles instruidos en poesía lo practicaban como un arte.
El género literario haikús está genuinamente vinculado a la cultura japonesa que valora la naturaleza y la muerte como principios fundamentales del taoísmo sosteniendo la existencia solidaria y absoluta entre el viviente y la naturaleza. Este pensamiento se manifiesta en muchos haikús ricos de pensamientos budistas-zen japonés, orientado hacia la iluminación. Es visible la concordancia entre haikús y taoísmo ya que podemos apreciar: La vivencia del presente. La vida intuitiva frente a la intelectual. La admiración y el misterio de la vida como un juicio infantil sin juicio moral. El significado de las cosas cotidianas nos lleva al símbolo “ayni” que hunde sus raíces en el taoísmo filosofía y religión china que sintetiza al yin como remolino oscuro asociado a las sombras y a la femineidad. Representa el brillo y la pasión. Y al yan como remolino de luz representante del deslumbre, pasión y crecimiento. En la brevedad de haikús se realiza la integración del hombre en la naturaleza por medio de conexiones invisibles. Es la visión de una misma circunstancia en momentos diferentes. La transitoriedad debe de tener sentimientos de belleza y finitud. Debe existir empatía hacia las cosas y debe entrarse en la intimidad que da ese mágico mundo. A este recurso literario haikús se le llama “aware” y podemos definirlo como lo efímero que estremece el alma. Cuando reconocemos la finitud del hombre y de las cosas se denomina “monoaware”. Concluiremos que aware es la conmoción profunda que experimenta el haijin (poeta), sin meter el pensamiento en lo que se contempla. Sin esta figura no se realiza haikús.
Ejemplos de haikús:
El río de verano
Vadeado: que felicidad
Sandalia en la mano.
Que nos dice el poema: Atraviesa el río descalzo hay poca corriente y la felicidad sentida hace un instante mágico. Asombro y sin juicio moral.
Del haikú nace el pasado y el futuro. El presente solo es un concepto metafísico.
Las sentencias filosóficas son enriquecedoras:
No importa la lentitud
Con la que avances
Siempre y cuando no te Detengas. (Confucio)
Manifiesta instantes como la caída de la hoja, el paso fugaz de una estrella o un chasquido:
En un viejo estanque
Se zambulle una rana
Ruido.
“Juenju” es un poema irónico y humorístico anterior a los haikús tanto su estructura como sus temas abordan el instante. Su percepción del momento va unida a la naturaleza. El aquí y ahora es el presente. En la evolución del origen del haikú recordamos al “katauta”que consistía en el diálogo entre dos personajes en que el primero realizaba una pregunta y el otro contestaba. Katauta es una estrofa de tres versos, los cuales por el número de sílabas se disponen de la siguiente manera: el primero consta de cinco sílabas. el segundo de cinco y el tercero de siete. Su esquema es el siguiente: 5,5, 7.
Cuando se ponen dos katautas seguidas se forma la estrofa llamada “sedoke” y es lo que cantaban los poetas en sus preguntas y respuestas.
“Tanka” es la estrofa de cinco versos que agrupa treinta y una sílabas. Su patrón es: 5, 7 5,7,7. Se diferencia el tanka de los haikús por su longitud dada por el número de sílabas. Los haikús se consideran poemas emitidos en una sola respiración. Haikús famosos:
La mariposa revolotea
Como si despertara
En este mundo.
Kabayashi Issa
Anoche cubrí
mis hijos dormidos
y el ruido del mar.
Watanabe Hakusen.
Mi cuenco de mendigar
Acepta hojas caídas.
Taneda Santoka.
Una figura poética de los japoneses es la llamada tanka, la cual se puede dividir en cinco partes usando treinta y una sílabas o menos, permitiendo el fluir de la prosa poética.
“Dime que vendrás, que otra vez yacerás conmigo…
Amor, delirio, ¡ven”!
El nombre tanka proviene del depósito de agua para almacenar agua de lluvia en lugares que tienen escasez. También se les llama a hombres de la isla Haiman de la provincia de Guangxi que nunca abandonan sus barcas, siguiendo la leyenda tribal de la serpiente de agua que vive en el fondo del mar sin tomar el aire durante tres días.El haikú desde tiempos remotos ha sido aceptado en el pueblo hindú por ser espiritual y meditabundo y estar en contacto íntimo con la naturaleza. La cultura japonesa ha sido considerada por ellos muy cercana, valiéndose del haikú hacen más poética diciendo menos. La espiritualidad y tradición religiosa se ajusta a la breve expresión de su vida eterna. El origen de este estilo poético se remonta al sánscrito, a la religión china antigua, budismo, confucionismo y taoísmo. El haikú zen es sencillo, sincero y espontáneo. Es disciplina espiritual en el budismo, como lo es en el yoga. Es bello, espiritual y profundo en la comprensión. Expresa la emoción y el asombro surgido de la contemplación de la realidad. Encarna la forma y el vacío diciendo más de lo que queremos decir y de lo que sabemos.El haikú japonés consta de 17 moras, las cuales equivaldrían a catorce o quince sílabas, lo cual permite escribirlos actualmente con más o menos sílabas. La razón de esto es porque la mora japonesa es más breve que la sílaba. Además de la brevedad debemos tener en cuenta una figura llamada “kigo”, la cual consiste en una palabra o expresión que indica la época del año a la que se refiere el poema. Por ejemplo: “nevada” remite al invierno. “Cerezo en flor” a la primavera cuando florecen los cerezos. Incluir Kigo en el haikú no es obligatorio, aunque los que son clásicos si lo llevan. En estos poemas el yo queda al margen. El poeta dice lo que está frente a él al observar la realidad que ve en el momento. Si habla de él debe supeditarlo a la escena descrita comunicando la emoción derivada de la observación. Ha de transmitir la emoción de lo contemplado a eso se le llama “haijin” y es aquí donde el haikú deja de ser una prosa para convertirse en poesía escrita con sencillez y naturalidad al describir la contemplación y la emoción.
En la cultura hindú lo encontramos en el pensamiento pre budista presente en el trasfondo antiguo de la cultura oriental. El pueblo hindú es espiritual y meditabundo y ligado a la naturaleza y así fácilmente llegó la cultura japonesa.
El introductor del haikú en la lengua española fue Juan José Tablada Acuña, poeta mexicano. Grandes poetas han escrito sus poemas en este género literario. Entre ellos podemos citar: Rabrandinah Tagore, Octavio Paz, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez. Permitidme dejarles un haikú de mi inspiración:
Amor de madre
En olor de ausencia
¡Lágrimas blancas!
María Isabel Flores Rubio.
Viena a 1 de diciembre de 2024.
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