Después de Dios…
A mi hermano fraternal Oscar Tablada.
La cultura nahua persiste en nuestra conciencia
sacralizando a la mujer que nos acompaña.
Su ojo de vida es un antealtar cosmogónico
donde se centrifuga feliz el embeleso.
La amamos comprendiendo nuestros afectos
y la privilegiamos con mucha sensatez
con esencias sacrosantas de eternidad
y ella corresponde con su rosa deleitosa.
Cadenas de amores que no son infinitos
perecen cuando el mortal quiere conocerse
y la carne se aleja del goce de espíritu.
Nuestra idea atávica está intuida
oscilando en un círculo exegético
donde “después de Dios la mujer da la vida”.
Edwin Zúniga Reyes.
Viena, 11 de febrero de 2023
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